Hoy decido regalarte la verdad, y para ser realmente sincera no fue hoy que lo decidí, creo que fue en nuestra primera navidad juntos, mientras te veía tan chiquito e indefenso que me prometí nunca mentirte, ni para aminorar el dolor ni para exagerar las alegrías, porque ¿Qué sentido tiene para alegrarnos en medio de una mentira, cuando podemos sonreír conociendo la verdad?
Dicen por ahí que hay mentiras de colores, algunas blancas, que parecen indefensas, pero cuando las vemos con a través de la luz siguen siendo mentiras, y es justo de ellas que quiero alejarme.Hoy te vi viendo a un señor
disfrazado de San Nicolás, ¡hasta un chócala le ofreciste! que sonrisa se
dibujó en mí, me alegró no ver temor en tu rostro.
Hoy quiero contarte porque
festejamos en diciembre, yo quiero decirte a quien le celebramos el 25 y quiero
mostrarte que esto va más allá de los regalos. Yo quiero que hablemos sobre ese
niño que nació pero también creció, que no se quedó en un pesebre y tampoco en
una cruz ¡El resucitó! Por ti, por mí, por todos. Cada 25 de Diciembre celebraremos el hecho de su
nacimiento sabiendo que Él es la muestra de amor más grande, celebramos su
vida, su gracia y su amor. ¿San Nicolás? ¡Sí! Cuentan que existió, y que fue un
hombre bueno que le llevaba regalos a los niños, ¡Gracias a Dios por el
también!
Es tan bonita la verdad que me
niego a mentirte, me niego a ver en tus ojos una decepción causada por mí.
Hijo
¡Celebra! ¡Alégrate! Y nunca dejes de chocarla con el viejito disfrazado.